La primerita en llamar fue, como siempre, Marujina. Este año, quería venir pero su condición era la de estrenar zapatos.
¡Qué bruja!
Pues hala, a ver cómo conseguíamos unos zapatos que estuviesen a la altura...
Los zapatos aparecieron colgados de los árboles, en el pasillo. Ahí, ya nos volvimos impacientes... Hasta, que por fín, llegó...
Se colocó a la entrada, como siempre y es que Marujina es de rituales...
Algun@s la miramos raro, otr@s no la queremos ni ver, otr@s, los menos... lloraron un poquito, pero.... lo que es cierto que al final, siempre se convierte en nuestra colegilla.
Según avanzaba la semana fueron apareciendo elementos por el pasillo, que si telarañas, que murciélagos, Lola, la gomia, Ramona, Evaristo, arañas, muchas arañas...
A tod@s dotamos de personalidad, le dimos contenidos, nos reímos de ell@s, los comprendimos, nos apenamos... pasamos por muchas emociones hasta que quedaron integrad@s en nuestro quehacer diario. Normalizamos, lo que para muchos parecía imposible.
Los preparativos fueron más o menos así...
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