Bueno, lo primerísimo que aparecieron en el pasillo fueron unos pelísimos laaaargos, neeegros, blaaancos.... Nos hicieron gritar, correr, escondernos, meternos debajo de la mesa....
¡Qué presión!
Y así, poco a poco llegó la hora del patio y...
Marujina, tan guapa como siempre, por ella no pasa el tiempo, esto de la magia es estupendo.
A los más atent@s, les dijo que tuvo que hacer muchos transbordos, que estaba un poco cansadina, y lo que no vimos por ningún lado fue la escoba. No nos dijo nada de eso...
¡Nos lo dirá!
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